Mi última y más preciada semana de vacaciones ¡Tanto tiempo sin hacer nada! (me digo) y nunca disfruté un baño como últimamente lo he hecho, de esos que no te apuras pues no tienes prisa, al dejar que el agua tibia toque mi piel y se deslice por mi cuerpo, me siento sexy, mi cabello enredado casi se ve oscuro con el agua el jabón haciendo burbujas en la piel chinita y esas cosas a las que no le tomas importancia cuando el baño "sólo es para salir presentable a la calle" o para "salir a una hora determinada, pues tienes que salir de casa a otra hora determinada" y bueno por eso espero con ansias el baño, que es casi un ritual;
Mientras que por otro lado haciendo cosas por ahí y por allá me considero una mujerona, nunca había trabajado como en este tiempo, salir para allá, salir para acá despavilándome de recuerdos que no quiero recordar y de como me hago fuerte en momentos como estos, pues ahora me doy cuenta que entregarme a cosas que me ciegan me hacen muy frágil (blandengue como dice un amigo) y es fácil romperme.Y sí mientras todo eso pasó o pasa mi árbol Pete seguía muy paradito ahí en un rincón de mi sala con todos esos colguijes que hoy (volviendo al trabajo ficticio y el tema de las mujeronas) tuve que guardar, quitar entre adornos, esferas, luces y cosas extras, quedó desnudo y como que si no lo hubiera notado antes me espanté pues parecía muy triste (prometo no volver a comprar un pino natural sino tiene vasija para regarlo diariamente) y claro faltaba la cosa horrorosa (NOTA: la tristeza y el desnudismo del árbol no lo eran!) mientras quitaba toda aquella cosa que se aferrara al árbol sentía que alguien me miraba era un grillo que me miraba de forma molesta desde la punta de este árbol no quería acercarme, (se torna aburrido hasta escribirlo) PERO LE TENÍA MIEDO!...
Saltó hacía mí ¡NOOOOOOOOOO! corrí y entonces vi como buscaba otro hogar.
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